viernes, 28 de octubre de 2016

Fin del viaje...

Atropellado. Este ejemplar de Aguilucho Cenizo fue encontrado por un compañero que se llama José Enrique Lobera en una carretera de Las Cinco Villas, una comarca de Aragón. El plumaje que luce es el de un individuo joven, que es claramente distinto del de los ejemplares machos adultos, predominantemente grises o el de las hembras, que es moteado en el pecho. Es una zona en la que se pueden observar con cierta facilidad las tres especies de aguilucho, El aguilucho lagunero, (Circus aeruginosius), el Cenizo, (Circus pygargus) y el pálido (Circus cyaneus). De hecho ya  sé de ejemplares de aguilucho lagunero atropellados en esas mismas carreteras, e incluso de nutrias (Lutra lutra).
Así acaban muchas de nuestras aves y demás animales silvestres. Las carreteras son un sumidero de vida impresionante. Cualquier animal que vive actualmente en un país Europeo, a no ser que viva en zonas remotas de montaña, corre riesgo de morir atropellado. He visto atropellados todo tipo de animales, desde el pequeño reyezuelo sencillo, (Regulus regulus) hasta el buitre común o leonado (Gyps fulvus), todo tipo de reptiles, anfibios y mamíferos desde el tamaño de un ratón (Mus spretus) al ciervo común (Cervus elaphus).

La época de la migración, cuando millones de aves cruzan la Península Ibérica hacia el sur es una época de gran mortandad. No obstante, pese a la gran cantidad de aves muertas por atropello, el mayor impacto que el hombre causa en las aves es el provocado por los gatos domésticos según han publicado en un estudio de Canadá cuyo resumen enlazo en la página de la Sociedad Española de Ornitología. http://www.seo.org/2013/11/13/los-gatos-primera-causa-de-mortandad-de-aves-en-canada-segun-un-estudio/.

El caso, es que el agilucho atropellado, portaba una anilla. Es una anilla del Museo de Ciencias Naturales de Paris. El número EA7 14896. Me he puesto en contacto con el museo https://www.mnhn.fr/ mediante la sección de contactos de su página, donde ya hay una opción para la comunicación de estos hallazgos. A finales de año, cuando se remiten todos los datos de anillamiento, podremos saber alguna cosa más como el sexo (aunque creo que es un macho) y el lugar donde se anilló...

martes, 11 de octubre de 2016

Los sapos salen de paseo

En la primavera de 2015, nos hicimos con unos raenacuajos de sapo que había en una balsa que se quería desecar para proceder a su limpieza. Los soltamos en uno de nuestros estanques. Pretendíamos por un lado salvar a los renacuajos de una muerte segura y por otra, recuperar la presencia de estos anfibios en la zona, ya que yo sólo he visto sapo una vez en toda mi vida en el lugar donde vivo, pese a que en el pasado sí que existían, al igual que la extinta ranita de San Antonio (Hyla arborea). Aquella vez que vi un sapo, fue a 600 metros de mi casa actual, y a 600 de lo que será la nueva. Era un sapo corredor (Bufo calamita) y estaba atropellado en el camino.



En estos últimos días de Agosto, he tenido ocasión de alegrarme con dos descubrimientos. Uno  el de un sapo corredor (Bufo calamita) cuya foto encabeza el blog, en la nueva casa que estamos reformando. Concretamente en la bodega o "caño" ( foto de la derecha) que es como se denomina en este lugar, aunque no sé muy bien como ha aparecido allí.  Fue tras regar la hierba y los árboles. Quizá accedio por un agujero que se adentra hasta el interior del caño, a 6 metros de profundidad, pero no hemos encontrado la entrada al mismo. Al verlo recordé que en su día soltamos aquellos renacuajos. Y que me gustaría que fuesen esos sapos.







A los pocos días, mi hijo Quique mandó una foto a nuestros móviles. Otro pequeño sapo corredor encontrado por los alrededores de la casa, a unos 150 metros del estanque donde depositamos los renacuajos. Del mismo tamaño que el que yo ví en nuestra casa, pero más delgado. Aquel estaba a unos 850 metros del estanque. Creo que estos pequeños sapos son los mismos que aquellos que trajimos al estanque en forma de renacuajos.

Hace 25 años trajimos renacuajos de rana común (Rana perezi) ya que habían desaparecido de todas las acequias y eran ya raras en el río. Hoy se oye el canto de las ranas incluso en la nueva casa, a 900 metros de la actual. Sólo tienen un problema, reproducirse fuera de nuestros estanques, ya que no hay lugares con agua y sin cangrejos americanos. Un reto a afrontar en la nueva casa será  proporcionar un lugar donde se puedan reproducir los anfibios como hace décadas y que se extiendan de nuevo por la zona...