sábado, 15 de noviembre de 2014

Focas en la playa

El pasado verano, como ya os dije en otra entrada, hemos estado en la costa normanda. Además de las consabidas visitas a innumerables museos de historia de la Segunda Guerra Mundial que a nadie dejan indiferente, también cayeron visitas a algunos sitios de interés naturalístico. Uno de estos lugares fue el parque natural de las marismas de Cotentín. Hicimos un recorrido a pie por el parque y observamos a las aves desde los diferentes observatorios. Quedé impresionado con uno de ellos de dos plantas en un estado de conservación impecable. Las aves que vimos eran las habituales de cualquier zona húmeda aunque llamaba la atención el gran número de somormujos lavancos (Podiceps cristatus) que había, pues además de haber varias parejas, los pollos ya crecidos eran bastante numerosos. Otra cosa que llamó la atención fue que vimos bastantes rastros de coipú (Myocastor coipus) y de rata almizclera (Ondatra zibethicus), que era tan abundante que pudimos verla nadando tranquilamente desde uno de los observatorios. Por la tarde hicimos un recorrido en barca y observamos la cantidad de comederos de este último animal, que tiene por costumbre acumular conchas de bivalvos de agua dulce.

Disfrutamos de varias jornadas de marea baja paseando por la playa donde recolectamos algún que otro
"tesoro" para un naturalista como yo. Al lado, un alcatraz (Sula bassana) muerto entre los restos de uno de los puertos artificiales de acero y hormigón que los aliados trajeron remolcados desde Inglaterra para construir un puerto donde desembarcar el material tras el desembarco. También visitamos la Falaise des Vaches Noires, unos acantilados que contienen interesantes yacimientos fosilíferos. Se permite la recolección de fósiles sobre la playa y allí pasamos un buen rato hasta que una tormenta descargó un buen paquete de agua sobre nosotros.


El día más gratificante, no obstante es el día que visitamos la Baie des Veys, un lugar donde se ubica una colonia de un centenar de focas comunes (Phoca vitulina). Emprendimos la excursión por la tarde, con el fin de llegar al lugar donde se encuentran las focas con la marea baja. Las playas con marea baja, cuando el coeficiente es alto son interminables en Normandía. Esta bahía se encuentra al lado de la playa conocida con el nombre de Utah Beach el día del desembarco.
Desde bastante lejos ya se veían las formas que nos parecían focas, pero sin poder asegurarlo a pesar de los prismáticos. Poco a poco nos fuimos acercando hasta que vimos a una que se movía torpemente y otra que adoptó la típica forma de plátano que tienen cuando levantan la cola y la cabeza descansando sólo sobre el vientre. A partir de ese momento, cada pocos metros volvíamos a mirar con los prismáticos hasta que reconocimos varias docenas en la playa que teníamos enfrente y a unas seis entre adultos y crías crecidas en nuestra misma playa.
Cuando estábamos a unos 100-200 mts, las focas se fueron yendo al agua pero sin retirarse mar adentro. Permanecían muy cerca de la orilla, permaneciendo a menos de diez metros de nosotros.
Nos miraban con más curiosidad que miedo. Al fin y al cabo íbamos nosotros cuatro sólos.
Como todavía faltaban unos metros hasta el lugar donde se encontraban antes de echarse al mar, yo seguí caminando con el objeto de fotografiar la huellas que habían dejado, y fui seguido por una foca que se desplazaba a mi lado desde dentro del mar y que contemplaba con cierta curiosidad mis movimientos en la playa, conducta que despertó las risas de Lucía, mi hija.
Las contemplamos unos minutos y decidimos marcharnos con el fin de no molestar más.
A la vuelta, justo con el momento de mínima altura de la marea, la visión del horizonte era sobrecogedora. El mar aparecía como una muralla lejana más parecida a una cascada en la lejanía que al mar, recordando a la película aquella de los Diez Mandamientos. Si de repente el Sol y la Luna decidiesen dejar de atraer el mar, éste se precipitaría hacia nosotros que estábamos bastante lejos todavía de la zona donde se acaba la playa. En la foto de abajo no sé si se aprecia bien este hecho. Podéis pinchar sobre ella y hacer un zoom, pero la cámara con la que la hice no es demasiado buena. Aún así, aquí dejo el documento.
El día se acabó con una interesante experiencia para todos, ya que no habíamos visto focas en ningún lugar que no empezase por la palabra Zoo. La experiencia de verlas en libertad, aunque no es tan cercana como la que uno tiene en un zoo sí que fue muy especial.

4 comentarios:

  1. Saludos grumete, celebro la oportunidad tan agradable que has tenido de observar focas tan cerca.

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  2. Seguro que disfrutaste la jornada. Nos hubiera gustado compartirla con la pasión y conocimiento con que lo vives. Después a buscar algún tesoro con Quique.
    Saludos
    Ana y Joseba

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    1. Saludos a los dos. Me alegra un montón vuestra visita a mi blog. Estaremos en contacto. De momento sigo con el rollo del trabajo. Esperamos que pronto se solucione...

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