jueves, 31 de octubre de 2013

Los dientes de los roedores. Famila Muridae.

Los roedores de la familia Muridae, tienen todos unos molares cuyas coronas presentan de numerosos tubérculos. Los ratones y ratas son los roedores que pertenecen a esta familia.
La fórmula dental para todos los Muridae de la península es I1/1, M3/3. Es por lo tanto una dentición muy reducida en la que faltan muchas piezas. Para conocer las distintas especies, hemos de observar de manera atenta los molares de las mandíbulas y del maxilar superior. La diferente disposición de los tubérculos en cada uno de los molares y las formas que el desgaste provoca son claves para la identificación. En la bibliografía del blog hay obras donde estas claves aparecen en detalle. En esta entrada daré algunas claves más sencillas aunque no reflejarán el total de especies.
Midiendo la serie molar superior, es decir la longitud de los tres molares juntos, si ésta es mayor de 5mm, podemos asegurar que el múrido que pretendemos identificar, es una rata.
En el caso de que la serie molar superior mida menos de 3mm, estaremos ante los restos de un ratón espiguero Micromys minutus. Entre estos valores máximo y mínimo, es decir si la medida resultante es de 3 a 5mm, estaríamos hablando de otras especies de ratones (Apodemus spp. o Mus spp. ).
Podemos afinar algo más la clasificación retirando el primer molar superior y contando el número de alvéolos (agujeros donde se alojan las raíces de los molares).
Si la serie molar mide 5mm. y el número de alvéolos es 5, se trata de una rata Rattus spp.
Si la serie molar es de 5mm. o ligeramente inferior, y el número de alvéolos es 3, se trata de un ratón Mus spp.
Si la serie molar es de 5mm. o ligeramente inferior, y el número de alvéolos es 4, se trata de un ratón del género Apodemus spp. Si disponemos de la serie molar inferior, y esta mide menos de 4mm., se trata de Apodemus sylvaticus o ratón de campo, y si mide más de 4mm se trata de Apodemus flavicollis o ratón de bosque. En el caso de encontrarnos en los 4mm justos, esta clave sólo nos confirma la pertenencia al género Apodemus spp. Y no podemos ir más allá.
Si la serie molar es de 3mm. o ligeramente superior, y el número de alvéolos es de 5, se trata de un ratón espiguero Micromys minutus.
En el caso de querer afinar más la determinación, es necesario mirar como ya he dicho la forma y disposición de los tubérculos de los molares superiores e inferiores o de otras partes del cráneo. Como ejemplo os muestro la diferente disposición de las crestas frontoparietales en los cráneos de Rattus rattus y Rattus norvegicus.



martes, 22 de octubre de 2013

Preparados para el invierno

Hace unos días hicimos una corta excursión. En un campo cubierto de helechos, encontramos el nido que fabrica la araña tigre (Argiope bruennichii) colgado entre los tallos y frondes. En este nido, los huevos pasarán el invierno resguardados del frío esperando las temperaturas suaves de la primavera siguiente cuando nacerán las pequeñas arañitas.

Esta cesta es tan característica que el aspecto de la misma sirve como identificativo claro de la presencia de esta especie. El sobrecogedor aspecto de esta araña es algo intimidatorio, si bien la literatura consultada nos dice que su mordedura es inofensiva. Para los que no sepan de que araña estoy hablando, a continuación os pongo una foto.

martes, 15 de octubre de 2013

Huellas de erizo ligeramente grandes

Hoy os muestro aquí una huella de erizo (Erinaceus europaeus). Este simpático animal tiene en cambio la horrenda costumbre de pisar siempre con el pie sobre el lugar donde estaba su mano, con lo que las huellas aparecen siempre como una única huella con muchos dedos. Como tiene cinco dedos en su mano y otros cinco en el pie, el lío de dedos en la huella es tremendo.
La huella que nos ocupa era de un tamaño considerable, casi 4cm. La huella del pie de un erizo que pesó casi 1500gr. medía 3cm. Las huellas de las manos suelen ser siempre algo mayores que las de los pies debido a que en las manos aparece la impresión de las almohadillas carpianas o de la muñeca y sin embargo en las del pie no aparecen las del talón. En cualquier caso, en esta huella no aparecen las almohadillas carpianas, lo que dificultaba la identificación.
Esto me tuvo ocupado y algo confundido ya que el tamaño como os digo era algo grande, pero la comparación con otras huellas de mi colección al final me llevaron a la identificación correcta.
Cuando encontramos huellas que se aproximan al límite superior o inferior de tamaño la identificación se hace complicada. A mí me ocurrió con una huella de nutria encontrada en Zaragoza el año 1992, cuando se supone que no debería de estar. Presentaba las dimensiones máximas o ligeramente mayores de la huella de una mano de garduña, pero el diámetro de las almohadillas de los dedos era claramente mayor que las que presenta una huella de garduña de ese tamaño. Debido a la importancia de la presencia de nutria en aquellos años, y la incredulidad de aquellos a los que comenté el hallazgo, la cautela me llevó a guardar la huella. Hoy, por comparación con las que tengo de nutria, ya está clasificada formalmente como de nutria.
Otro caso me ocurrió (y todavía no está definitivamente asignada), con una huella de gato montés hallada en el Pirineo. Se trata de una huella de 4.5-5 cm de longitud. Al parecer el tamaño de huella para gato montés es de 4cm. Las huellas de lince que yo tengo en casa, son de lince boreal (Lynx lynx) y son claramente mayores, de unos 7cm. Cuando Pedro Sáez, un colega de Sevilla al que no conozco en persona, me envió unos moldes de huellas de lince ibérico (Lynx pardina) me quedé de piedra. Eran de 5cm de longitud. Si comparo las huellas, son de un tamaño similar, pero el diámetro de las almohadillas de los dedos aparece ligeramente menor, al revés que me ocurría con la huella de nutria.

Hoy, en mi molde de dicha huella, aparece el nombre “gato montés” seguido de un interrogante. Además tuve la ocasión de ver un gato montés en esa misma zona, pero la duda razonable siempre estará presente. Y es que es tan grande…

miércoles, 9 de octubre de 2013

Los dientes de los mamíferos. Roedores

Los dientes de los roedores son los siguientes que vamos a tratar en estas entradas dedicadas a los dientes de los mamíferos. Los dientes de los roedores tienen todos un patrón común. Unos potentes incisivos y después de un gran diastema o zona sin dientes, un aparato masticatorio.
Los incisivos de crecimiento continuo son característicos de estos animales y son familiares a todo el mundo. Tanto los superiores como los inferiores tienen una gruesa capa de esmalte en la zona más exterior que provoca que su desgaste no sea uniforme, de modo que siempre están afilados a modo de cincel. Con este equipamiento, los roedores pueden romper las duras cáscaras de algunos frutos y las cubiertas que protegen las semillas de los frutos con hueso.
Si bien este grupo dentario de los incisivos es común a todos los roedores, los molares presentan algunas diferencias. De acuerdo con estas diferencias, que son muy evidentes, haré tres entradas.
Quería hacer una observación con respecto a los roedores europeos, en los que podremos apreciar como las series molares se sitúan paralelamente entre sí. En el caso de los roedores sudamericanos en cambio, las series molares se sitúan de forma oblicua, convergente hacia la entrada a la cavidad bucal (derecha). El coipú Myocastor coipus y la cobaya Cavia spp. son los roedores sudamericanos introducidos y la diferencia de tamaño entre ellos no ofrece dudas de identificación ya que el coipú sobrepasa ampliamente los 50mm de longitud craneal.


La primera de esas entradas es la que corresponderá con la familia Muridae. Se trata de roedores consumidores de semillas, y por ello los molares están especialmente adaptados a este trabajo. Son molares que presentan un gran número de tubérculos redondeados que en los ejemplares más viejos, al presentar desgastado el esmalte se traduce en una superficie de formas más o menos circulares u oblongas. (Izquierda).


En segundo lugar, tendremos a la familia Cricetidae, subfamilia Arvicolinae. Los molares de estos roedores a simple vista muestran el aspecto de molares en zig-zag. Se trata de formas triangulares salientes a ambos lados de un hipotético eje central del molar. Tendremos pues que los “vértices” de esos triángulos apuntan de forma más o menos alterna a la cara lingual y a la cara externa de la boca. (Derecha)
Son molares de crecimiento continuo o hipsodontos, y los roedores que los poseen son más consumidores de hierba que los múridos. Las crestas que forma el esmalte de estos molares superiores forma una lima que se acopla con la de los molares inferiores siendo una máquina perfecta para la molienda de vegetales altamente erosivos, de ahí que estos sean de crecimiento continuo.

En tercer lugar, agrupo a dos familias. La familia Sciuridae, que se caracteriza por que sus molares presentan tubérculos, pero estos no se sitúan por toda la superficie de la corona del molar, sino que se alinean sobre todo en la cara externa del molar y en la cara lingual. Puede dar la impresión de presentar alguna cresta transversal que une algún tubérculo de la cara lingual con los de la cara externa. (Izquierda).




La otra familia que trataremos será la familia Gliridae, y que se caracteriza por presentar unos molares con crestas transversales. (Derecha).

miércoles, 2 de octubre de 2013

Las termitas.

La actividad de las termitas pasa inadvertida para nosotros. Ellas, viven en un mundo de oscuridad y humedad bajo nuestros pies y es difícil encontrarlas allí. Se alimentan de madera. Tanto de árboles muertos, como de restos de maderas, como de árboles que permanecen vivos.
Nunca podremos observar una termita a la luz del día si no rompemos parte de su termitero. Generalmente, un golpe de viento que parte una rama, la tala de un árbol o la retirada de un trozo de madera que descansa sobre el suelo nos mostrará su actividad y a unas obreras que inmediatamente procederán a esconderse. La madera aparece roída en su parte interior formando complicadas galerías, pero no habrá ni un sólo agujero al exterior. La actividad se da tan en la oscuridad que en el caso de árboles que permanezcan en pie nada hace pensar que su interior está hueco y que ha sido comido por las termitas. En el caso de tratarse de árboles que viven en los parques esto es grave, puesto que las grandes ramas pueden ser partidas por el viento y caer sobre las personas que transitan por debajo de los mismos.

Cuando retiramos la madera o la rompemos para ver su interior, aparecen una especie de hormigas (no son hormigas ni están emparentadas con ellas) de color blanco. Son las obreras. Al poco tiempo, aparecerán los soldados, que tienen la particularidad de poseer una cabeza desproporcionadamente grande, roja y armada con poderosas mandíbulas. Ellos saldrán al exterior para defender el termitero entregando su propia vida.

Generalmente, en las casas son los marcos de las puertas, que están en contacto con el suelo y los marcos de las ventanas los que se verán atacados por las termitas, pero no hay que olvidar que la madera del tejado descansa sobre las paredes de la casa, y las termitas pueden construir galerías por el interior de las paredes para acceder a ella.
A pesar de que la madera no esté en contacto con el suelo, las termitas son capaces de encontrarla. Cuando la madera está a una cierta distancia del suelo, construyen túneles de barro durante la noche para acceder a la madera desde el interior de la tierra evitando el contacto con la luz. Una vez establecido el contacto, la madera será troceada y enviada al corazón del termitero subterráneo.
La madera, sin embargo, no puede ser digerida directamente por las termitas. Unos protozoos que viven en el interior de sus aparatos digestivos les permiten hacerlo. La madera, debe ser digerida por los protozoos para que pueda alimentar a las termitas, y por ello las obreras alimentan al resto de la colonia boca a boca. Es una forma de alimentación conocida como trofalaxia.


En el interior del termitero es donde se encuentra la reina, que se ha convertido en una máquina de poner huevos y que no puede desplazarse debido a que su abdomen adopta un tamaño gigantesco. En el caso de esta foto, que corresponde a una caja que utilizo en mis exposiciones, el abdomen está fabricado en arcilla y pegado a medio adulto alado, ya que no es posible ni razonable recolectar una hembra. Las manchitas negras del abdomen corresponden a la parte dura de los segmentos abdominales y la parte blanca sería el tejido que existe entre los segmentos que es tremendamente flexible.

Las obreras limpian, y retiran los huevos que pone esta reina, y posteriormente alimentarán a las larvas.
Las obreras pues, son las que realizan todas las tareas de la colonia y son las termitas que veremos al romper una parte del termitero. Como ya hemos dicho, su color es blanco y su caparazón quitinoso no es demasiado duro. Es por ello que han de vivir en un entorno húmedo, pues se desecan fácilmente. Es por eso que los ejemplares disecados se deforman enseguida, pero estos sólo son utilizados con fines divulgativos en mis exposiciones.
En la foto de la derecha vemos como el Anthrenus sp. o escarabajo de las colecciones se ha "merendado" tres de mis obreras que habré de reponer antes de realizar una nueva exposición... os tendréis que conformar con observar a la que queda.




Además, como ya os he contado, existe la casta que denominamos de soldados, con fuertes mandíbulas y cabeza de enormes proporciones donde se alojan los músculos necesarios para moverlas. Son ciegos al igual que las obreras.






 Por último unos individuos alados que son machos y hembras funcionales y cuya misión es realizar el vuelo nupcial para formar una nueva colonia. Cuando encuentran un lugar apropiado, se desprenden de sus alas y copulan, de modo que la hembra pronto comenzará a poner los huevos de los que saldrán las primeras hembras con las que formar una nueva colonia.






En las fotos adjuntas, hemos podido observar la labor de las termitas en la madera de algunos árboles. En este último caso se trata de un platanero que vive en la piscina municipal donde trabajo. Hace tres años, apareció una descortezadura pequeña, de un diámetro de unos cuatro centímetros. Las termitas, que ya han comido gran parte de la madera del tronco se pueden ver si retiramos la corteza que se desprende fácilmente. Las termitas, que se pueden ver a simple vista tras la retirada, se esconden prontamente huyendo de la luz, por lo que es difícil fotografiarlas.