miércoles, 26 de septiembre de 2012

Agujeros en la corteza de los pinos


Hace unos meses, dando una vuelta por un camino del Pirineo, llamaron mi atención unas marcas en la corteza de un árbol. Pertenecen a los picotazos del pico de un picapinos. Las he visto otras veces, y siento curiosidad por su utilidad. Ahora pienso que quizá tantea el tronco con el pico buscando los animales que se encuentran en el interior. Pienso que quizá el tronco tiene un sonido diferente cuando hay una galería con un insecto debajo. Podemos comprobar como hay varias de estas marcas a lo largo del tronco.  Son unas marcas alargadas, con forma de ranura y corresponden a un único golpe. Se aprecia una justo debajo del hueco más profundo de la parte superior de la fotografía. En un lugar determinado, decide profundizar hasta el interior y alcanzar la galería del insecto y así poder extraerlo. 
Para ello se ayuda de su enorme lengua extensible cuya punta tiene forma de arpón. Es tan larga que para poder recogerse dentro del pico, rodea la cabeza por entero, llegando  cerca de la ventana izquierda de su “nariz”.  En el cráneo existe una depresión especial por la que se desliza esta lengua. En la foto podemos ver los huesos hioideos que sostienen la lengua y que rodean el cráneo, que en este caso pertenece a un Pito real (Picus viridis) que tuvo la poca fortuna de morir atropellado.
Lo que los picos buscan en las cortezas de los pinos, son los indicios que muestran la presencia de larvas de insectos en el interior de los troncos. Las larvas que buscan pertenecen muchas veces a cerambícidos, o escarabajos longicornes, ya que estas se desarrollan por entero dentro de la madera de los árboles. Un ejemplo de escarabajo longicorne del pino es este Monochamus galloprovincialis que podemos apreciar en la foto. El motivo de que aparezca sujeto en mi mano, es el de mostrar a unas personas que participaban en un cursillo la capacidad de producir sonidos que tiene esta especie en concreto que acudió a la mesa del bar donde descansábamos de un recorrido por el monte cercano. Tras ello fue puesto en libertad para que prosiguiera con la búsqueda de una hembra, ya que este individuo era un macho, sexo que se deduce con facilidad por la gran longitud de sus antenas.

 Los sonidos son producidos por el roce del pronoto o tórax con unos dientecillos especiales de su caparazón y que son apreciables en esta foto que realizó Vicente Blanco. Los sonidos producidos son perfectamente audibles  os muestro con mayor detalle este órgano a la izquierda. Cuando el escarabajo produce los sonidos mueve arriba y abajo su tórax de modo que el reborde posterior de este roza sobre los dientecillos. Es un mecanismo parecido al que usan los saltamontes, pero este se ubica en un lugar diferente.

Este escarabajo hace también unas marcas muy características en los troncos a la hora de hacer la puesta. Perfora la corteza justo hasta que llega a la zona de contacto con la madera, donde se encuentra la parte del árbol en crecimiento llamada floema y que no es otra cosa que el último anillo de crecimiento en formación. Este agujero, que tiene forma cónica es realizado por la hembra con las mandíbulas. 
El aspecto es el de una mina a cielo abierto en miniatura, y presenta diminutos escalones, siendo el fondo del mismo una ranura. Terminado este cráter, la hembra deposita un huevo en el fondo, y la larva tiene acceso así a la zona del árbol rica en azúcares . Las mandíbulas de la larva avanzando bajo la corteza, producen un ruido que una persona puede oír fácilmente y supongo que un pájaro carpintero también. Quien tenga un mueble viejo de madera donde vivan escarabajos longicornes entenderán lo que digo. Esta especie doméstica de los muebles o vigas de madera se conoce como "Reloj de la muerte" y es el escarabajo conocido como Hylotrupes bajulus.  El sonido es más fácilmente audible por la noche, con el silencio del resto de la casa. La cadencia de los bocados en la madera, similar al ruido del segundero de un antiguo reloj y la dificultad de ubicar su procedencia es lo que le ha valido ese nombre de Reloj de la muerte.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los invasores


            Esta de “moda” o por lo menos de actualidad el tema de las especies exóticas invasoras. En primer lugar, y a título personal, puedo decir que a mí no me gusta lo de especies invasoras, porque ninguna ha invadido nada en absoluto. Las especies exóticas, primeramente, son eso, exóticas únicamente, y están aquí porque nosotros las hemos traído. Por otra parte, en ningún caso se trata de invasoras, ya que si ocupan un lugar determinado alejado de su lugar de origen, es porque se ha alterado su distribución. Estas especies sólo hacen aquello para lo que todos los seres vivos están en el mundo, y esto es reproducirse. El término invasión es aplicable al hombre, pero creo que no es aplicable a los demás seres vivos. Es bien cierto que al denominar invasores a estos organismos parece que nosotros no tengamos culpa de la situación.
            La traída de especies de otros lugares, muchas veces se ha realizado con un fin concreto, ya sea pescar peces de mayor valor deportivo, tener abejas que den más miel, tener un jardín más florido… en cualquier caso, esto ha venido motivado porque no se han sabido aprovechar los recursos autóctonos, porque han decidido aumentar los beneficios que reportaban las especies autóctonas, o por falta de sensibilidad naturalística. En casos de supervivencia, estas cosas pueden estar justificadas, pero que esta situación se haya  producido por capricho en muchos casos, es un auténtico disparate.  Plantas, peces, aves, invertebrados, todos tienen representantes en esta categoría.
            El hombre ha cometido estos atropellos desde siempre. Las islas han sido pobladas con plantas y animales ajenos a ellas y han producido extinciones de otros seres vivos desde que el hombre pone el pie en cualquiera de estos paraísos. Que esto sea un tema estudiado y documentado no supone limitación a que en la actualidad se siga realizando sin ningún reparo.
            En algunos casos de forma intencionada para jardinería, caza o pesca y en otros de forma involuntaria como en el caso de invertebrados; el hecho es que es algo frecuente. Los actos que se cometen de forma voluntaria tanto por particulares como por recomendación de “Tecnicos” de la administración, tienen idéntica base científica: Ninguna.
            No obstante, algunos defensores de la naturaleza, aseguran que estos animales amenazan ecosistemas y especies autóctonas. En algunos casos es cierto, pero hay que decir que algunos ecosistemas no son lo que se pretende por parte de sus defensores, y la desaparición de las especies autóctonas no son del todo provocadas por los “invasores”. El hecho de no considerar al cerdo ibérico como una especie invasora traída por el hombre que destruye el encinar y el alcornocal conviertiéndolo en una dehesa es un ejemplo. La dehesa es un medio antropizado en el que viven muchas especies, pero es en detrimento de otras que se desenvuelven quizá mejor en el bosque primigenio. Esto no significa que la dehesa sea buena ni mala, ya que para unos es buena, y para otros mala. Si cesa el manejo, el aspecto de la dehesa cambiará de forma radical. La mecánica de uno y otro es diferente. El bosque mediterráneo se perpetúa hasta que lo destruimos. Pero destruimos el bosque mediterráneo para construir la dehesa, y esta desparece si dejamos de actuar.
            La naturaleza no está sujeta a juicios de valor. La vida es la vida y “se abre camino”, si no queremos que ocurra así lo que debemos de modificar son nuestras actuaciones.
            Los pastos pirenaicos son resultado del fuego y el pastoreo sobre el bosque. La desaparición del bosque cambió el ecosistema. La introducción de la marmota después fue exitosa por que el Pirineo ya no era el Pirineo. La marmota tuvo su oportunidad en el Pirineo, y cuando los pastos alpinos naturales fueron sustituidos por los bosques de pino negro, la marmota se extiguió. Fue necesario cambiar el Pirineo para que la marmota tuviese su oportunidad, aunque el objetivo primero fuera el pastoreo.
            Un embalse es otro ejemplo. Primero suscita polémicas por la destrucción que supone del río y su valle. El resultado es un medio antropizado y que no existe de forma natural. Las especies típicas del río donde se produce el embalse no viven en el mismo al no ser iguales las condiciones del fondo, ni del agua. Aguas abajo, las condiciones del agua también cambian al llevar menos sedimentos y también se cambia el régimen del río por lo que los peces pueden adaptarse, pero también pueden no hacerlo. Especies lacustres importadas se desarrollan en un medio vacío de competidores o con ventaja sobre las especies autóctonas que ocupan un lugar que no les es propio. La multiplicación de una especie alóctona en los ríos no es el único problema, el problema mayor es que el río primitivo no existe, por lo que las especies invasoras quizá no estén invadiendo nuestro río sino un río diferente que nosotros hemos construido. Pero también algunas autóctonas pueden convertirse en “invasoras” a los efectos.
            Los depredadores como la nutria y algunas aves, pueden encontrar un buen territorio de caza y aumentar su número. Las “especies invasoras” como los cangrejos americanos en el embalse pueden sustentar a una buena población de garzas o nutrias, y los alburnos aguas abajo de la presa, sustentar igualmente nutrias, garzas, martines pescadores, gaviotas… las especies autóctonas de peces o invertebrados se han hecho tan raras que no pueden mantener a estos depredadores que viven una época dorada gracias a las especies invasoras. Esto indica que quizá los depredadores como la nutria o las garzas no son especies indicativas de la calidad de un ecosistema, tan sólo informan de la presencia de comida.
            El galápago de Florida se extiende a buen ritmo por nuestros ríos, pero no antes de que los galápagos autóctonos se hubiesen rarificado hasta el extremo de desaparecer completamente en muchos ríos. El primer galápago que yo ví en el río fue un galápago de Florida. No hacía falta la aparición del galápago de florida en los ríos para acabar con los autóctonos, nosotros solitos fuimos capaces de extinguirlos en muchos lugares. Otro problema es que en los pocos lugares donde todavía los había ahora se vean amenazados por el galápago de Florida. Si bien la amenaza es cierta, el problema de fondo era bien otro. Los galápagos de florida, en muchos casos están conquistando ríos vacíos de galápagos o casi vacíos por que ya nos los hemos cargado con nuestra gestión hidráulica.
            El aumento de la población de nutrias y garzas que viven a costa de “especies invasoras” nos indica que lo que en realidad está ocurriendo es que algunas especies autóctonas del antiguo ecosistema natural se están aclimatando a vivir en el nuevo creado por el hombre, que ha resultado inhabitable para otras especies autóctonas que compiten en desventaja con los seres importados. El drama de los barbos y madrillas, peces autóctonos en el valle del Ebro cada vez más raros, al igual que los tramos de río en el que vivían, es el contrapunto de la época dorada de cormoranes, gaviotas, siluros, nutrias, garzas, plantas e invertebrados varios.
            Es por esto que pienso que el problema de las “especies invasoras” no se soluciona con decretos o listas, sino con un cambio en el modo de manejo del medio natural, evitando la introducción, pero siendo conscientes de que las profundas modificaciones que realizamos son tremendamente dañinas para las especies autócotonas.
            El lucio, pez capaz de colonizar los ríos europeos y de América del Norte por sí mismo, fue sin embargo incapaz de colonizar la Península Ibérica, quizá por el diferente régimen que presentan sus ríos. O en caso de haberlo hecho, se llegó a extinguir, (ya que se ha citado por Morales, en 1980, la presencia de una vértebra de lucio en el registro fósil ibérico) cuando los ríos pasaron a tener el típico régimen Mediterráneo.
            Quiero decir con esto, y sin quitarle importancia a la nociva introducción de especies alóctonas invadan o no, que cuando son introducidas, en muchos casos se hace en ecosistemas inexistentes, es decir son medios degradados que buscan un “equilibrio” y esto proporciona ventajas al invasor.
            La introducción del alburno sin duda ha sido mala para la madrilla, pero antes de esto la madrilla ya se había rarificado muchísimo por que los ríos en los que vivía habían sido sustituidos por otros debido a la regulación, los encauzamientos, los dragados y la extracción de áridos.
            La capacidad “invasora” de las especies se pone de manifiesto especialmente en el caso de dar crédito a la cita de Longinos Navás, sobre la captura de un tiburón (  una pintarroja Scyliorhinus canicula creo recordar) en el río Huerva, en Zaragoza. El hecho de que no fuera capturada por él, ya que le fue entregada por dos niños, que esta especie y las afines no toleren el agua dulce y que esta especie venga acompañando a las cajas de pescado con cierta frecuencia, hacen que yo no de crédito a esa cita, pese a haber visto en el museo al citado ejemplar. No obstante, hay que tener en cuenta que el río actual no tiene nada que ver con el de hace 200 años.
            Los casos de cormoranes, estorninos negros y gaviotas que ocupan nuestros cambiantes medios naturales son más que claros ejemplos de “invasión” por parte de especies sin mediación de transporte humano en medios naturales modificados.
            Con este potencial de expansión, tres cosas son ciertas:
Primero, que la venta de especies vegetales o animales foráneas en los distintos países es una actividad de riesgo de introducción de especies que pueden ser invasoras en potencia,.
Segunda, que la degradación y rarificación de las especies y ecosistemas autóctonos facilitan que especies foráneas puedan ocupar sus lugares y competir con ellas.
Tercera, que una vez que una especie ha sido calificada como invasora y ha sido incluída en la lista de especies invasoras, el esfuerzo para erradicarla puede tener un costo enorme, y en algunos casos el daño causado puede ser irreparable, por lo que es tan importante el control de las especies que figuran en la lista como las que no figuran, para evitar que estas listas crezcan en el futuro.

sábado, 15 de septiembre de 2012

REPRODUCCIONES DE FÓSILES


            A continuación os muestro algunas reproducciones de fósiles realizadas por El Grumete y que podréis adquirir a un precio creo que bastante razonable. Están fabricadas mediante colada de escayola sobre molde y pintadas una a una de un modo que parezca realista. Intentaré colocar copias de ejemplares llamativos que no se puedan recolectar por aficionados. Estas son copias de otras réplicas y han sido modificadas ligeramente para que no sean idénticas al original. El precio que figura es el precio final de la pieza más el transporte en paquete ordinario de correos en España, (Península y Baleares). A la tienda se accederá mediante el enlace que figura con la etiqueta TIENDA junto al resto de etiquetas de las diferentes entradas. La tienda se irá aumentando, y  la oferta de réplicas de fósiles aumentará poco a poco. Los encargos y consultas se harán mediante correo electrónico a: grumetedelbeagle@gmail.com

Cráneo en matriz de roca de Velociraptor mongolensis. Cretácico 
PRECIO 25 EUROS


Falange unguinal del dedo en forma de hoz de Velociraptor mongolensis. Cretácico 
PRECIO 20 EUROS


Impresión de un Homeosaurus pulchellus, un reptil esfenodóntido del período Jurásico.
PRECIO 15 EUROS

jueves, 6 de septiembre de 2012

Tras el rastro del ciervo


           Pocas cosas gratifican tanto un paseo por el monte como es encontrar alguna cuerna. Generalmente es un “trofeo” que cualquiera recoge y se lleva a casa, incluso si no es un naturalista o cazador. Nos parece una curiosidad.
            Algunas personas, tras encontrar esa cuerna, contarían las puntas que esta tuviese y deducirían los años que tenía el ciervo al que se le “rompió”. Esto, que es la creencia más difundida, no es la interpretación correcta. La historia real de esa cuerna es más difícil de creer por lo sorprendente.
            Lo primero que hay que saber, es que los cuernos de los ciervos son renovados todos los años, y por eso, por no ser cuernos “verdaderos” es por lo que reciben el nombre de cuernas. Estas cuernas son utilizadas por los machos para entablar combates por las hembras en el periodo del celo. El tamaño de estas cuernas representa el estado de salud del ciervo, de modo que facilita que aquellos más fuertes sean los que posean mejor cornamenta. La evolución ha dotado a estos animales de un mecanismo sorprendente. Cada año las cuernas viejas caen y son sustituidas por unas nuevas. De este modo, un animal que por cualquier motivo esté débil un año y sus cuernas sean pequeñas, tendrá ocasión de volver a probar suerte al año siguiente si está fuerte, sano y se ha alimentado bien.
            A pesar de que parezca extraño, esto es así y voy a colocar algunas fotos para explicar mejor este fenómeno. En primer lugar y como vemos en la foto de arriba, decir que las cuernas crecen sobre unos salientes del cráneo que se llaman pivotes. Es justo en este punto donde las cuernas se separan cuando han de ser renovadas y a partir del cual crecen las nuevas. Estas cuernas nuevas crecen muy deprisa, y alcanzan su tamaño definitivo en tres-cuatro meses.  Este desmesurado ritmo de crecimiento necesita un gran aporte nutricional por lo que el tejido en crecimiento tiene un copioso riego sanguíneo. Algunos de los vasos dejan su impresión en las cuernas definitivas como puede verse en la pala de alce de la foto de la izquierda. 
Este tejido en crecimiento no está al aire, sino que aparece cubierto de piel. Esta piel tiene un pelo corto lo que hace que se le denomine borra o terciopelo. En la foto podemos apreciar un fragmento de una cuerna de reno con la borra característica en el período de crecimiento.
            Cuando la cuerna termina su crecimiento, deja de recibir el suministro de sangre, y el ciervo retira la borra frotando los cuernos contra los arbustos del bosque. Se cree que el color final de las cuernas depende en gran medida de los arbustos disponibles sobre los que el ciervo las frote. Por este motivo, algunos arbustos de la zona donde habitan los ciervos aparecen con cicatrices en la corteza de las ramas y algunas de ellas aparecerán rotas. Ciertos arbustos pueden quedar prácticamente destrozados. Este acto de frotar los cuernos para quitar la borra se denomina escodadura, y el sitio donde se realiza escodadero.
   
             Recientes estudios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 2005, aseguran que el tamaño y ramificación de las cuernas tiene relación directa con la cantidad y movilidad de los espermatozoides del que la porta, por lo que podría suponerse que la cuerna también ofrece información a las hembras sobre la "calidad" reproductora del macho. También se sabe, (Santiago Moreno et al. 2001), que la castración de cervatillos a los que no les había salido todavía la cuerna provoca que nunca la desarrollen, y que la castración de adultos provoca su caída prematura. Del mismo modo se asegura que la cuerna que se regenera tras esa caída es deforme y de crecimiento anómalo además de permanecer siempre con la borra y estar menos calcificada.
          Obsevaciones de campo de cazadores manifiestan que la cojera de un ciervo provoca la deformidad en uno de sus cuernos. Si la cojera es transitoria, el animal puede generar una cuerna normal al año siguiente, pero se es permanente, nunca sus cuernas volverán a tener un desarrollo normal.
 Una pregunta surge. Si tantas cuernas son mudadas cada año, ¿cómo es que no se encuentran con más frecuencia?. La respuesta es que las cuernas permanecen poco tiempo en el bosque. Los roedores e incluso los propios ciervos las roen para obtener un aporte de calcio suplementario. En la foto apreciamos un cuerno de ciervo del que sólo queda un pequeño fragmento.