sábado, 23 de junio de 2012

Un rastro de gineta


Las costumbres de algunos animales son tan características que cuando han estado en algún lugar o cuando viven en un determinado sitio se les puede detectar por alguna marca característica que dejan en el suelo, los árboles o la vegetación. En este caso, se trata de la gineta (Genetta genetta).
Una tarde fuimos de excursión a unas trincheras de la guerra civil en la Sierra de Alcubierre. Son unas trincheras que fueron ocupadas por milicianos del POUM o de La Columna Durruti (CNT). Como es habitual, cada cierto tramo de trincheras hay cuevas excavadas en el monte. En una de ellas tuvimos la oportunidad de encontrarnos con el cagarrutero de la gineta. La gineta acumula sus excrementos en unos lugares característicos durante muchos días, lo que provoca la acumulación que podemos comprobar en la fotografía. El color negruzco, y las dimensiones, aproximadamente 1,5 cm de diámetro y generalmente más de 10cm de longitud ayudan con la identificación. 

miércoles, 20 de junio de 2012

Hormigas y gusanos león.


La naturaleza es una gran cantidad de veces sorprendente. Una de las cosas más llamativas es lo que conocemos como convergencia evolutiva, hecho este que ya ha merecido la atención de varias entradas de este blog. En esta ocasión os hablaré de dos insectos, una mosca y un neuróptero que han “decidido” ambas por separado, (ya que su parentesco es muy lejano) coincidir en su método de caza. Y lo curioso de esto es que para poder cazar, ambos han de fabricar una trampa similar. Quiero aclarar, que aunque al ser insectos nosotros podemos pensar que están ambos animales estrechamente emparentados, lo que los une, ser insectos, es lo mismo que nos une a nosotros y al topo, que ambos somos mamíferos. No acierto a comprender como ambos han llegado a utilizar la misma técnica, ya que es bastante elaborada, máxime cuando ambas ramas evolutivas dejaron de estar emparentadas hace más de 300 millones de años.





 
La trampa de que os hablo recuerda a aquella parte de Star Wars donde se ve un pozo con una criatura en el fondo llamada Sarlacc que se alimenta de lo que cae y cuya foto encabeza esta entrada. Estos insectos hacen exactamente lo mismo, pero antes de que se le ocurriera a los guionistas de la película. Posiblemente los guionistas se inspiraron en ellos.
 Ambos insectos emprenden la construcción de los embudos de captura del mismo modo.
Comienzan a apartar la arena fina de una zona en la que describen círculos concéntricos cada vez de un diámetro menor. De este modo, el pozo va ganando profundidad, y la arena va quedando con forma de embudo. Las paredes de este embudo están al límite del ángulo de rozamiento, de modo que se desmoronan hacia el fondo con gran facilidad. Es el mismo caso que los montones de piedras o arena que quedan en las plantas de extracción de áridos, o el de las dunas por las que no se puede subir sin descender a cada paso. Arriba a  la izquierda podéis ver los embudos construídos por la hormiga león. Estas de la foto las alimenta mi hijo Quique, y las tiene en una olla de barro que contiene arena de sílice muy fina. Generalmente se encuentran en grupos numerosos en zonas arenosas despejadas.
A la derecha, podéis observar otros dos embudos, estos construídos por el gusano león. Este insecto, que también ocupa zonas de suelo con arena o tierra muy fina, no construye sus embudos en zonas abiertas, sino que selecciona los lugares al abrigo de la lluvia con cierto extraplomo como podéis observar.
Cuando una hormiga u otro insecto de tamaño similar pasa por el borde del embudo, la arena se desmorona bajo sus patas, cayendo al fondo del embudo. Si la víctima no cae hasta el mismo fondo, el insecto oculto en el fondo, ya sea hormiga león o gusano león, le arroja arena para hacerla caer. Apenas ha tocado el fondo la infortunada víctima, es atrapada por la larva del gusano león o por la de la hormiga león, que tiran de ella debajo de la arena. Allí son sorbidos sus jugos, y posteriormente, la carcasa vacía es arrojada fuera del embudo que es preparado para una nueva captura.


 Arriba, Gusano león extraído de su embudo. La forma de cogerlo es recoger el embudo completo con la hoja de un cuchillo y después tamizar la arena. Tras observarla y fotografiarla podemos devolverla a su lugar de procedencia. A la derecha imagen del insecto adulto.

 Sobre estas líneas vemos la imagen de una hormiga león adulta posada en el visillo de la ventana de mi cocina. Sobre mi mano a la izquierda, una larva de hormiga león. Es notable el tremendo tamaño de las mandíbulas con las que sujeta a sus presas. El método para capturarla es el mismo que el utilizado para el gusano león. En ambos casos podemos mantener ejemplares en cautividad que darán lugar al adulto que puede ser puesto en libertad posteriormente.


jueves, 14 de junio de 2012

Escena de un crimen


Hoy os traigo una foto que he tomado y que me parece muy curiosa. Es la foto de una piel de culebra de escalera adulta, (Elaphe scalaris) cosa que podemos advertir al ver las líneas más oscuras de la zona del lomo. Lo llamativo del caso, no es la piel en sí sino la historia que cuenta. Es la escena de un crimen escrita en una pared arenosa a un lado del camino.
Primero decir que la parte exterior de la muda de una culebra, es la parte que estaba en contacto con la carne, es decir que era la parte interior. Esto se debe a que las culebras, cuando mudan la piel lo hacen como cuando se quita un calcetín, quedando la parte que estaba en contacto con la piel en el interior y la parte exterior por dentro. Vamos lo que llamamos “del revés”.
Ahora sólo queda imaginar la escena. La culebra va en busca de alimento, y decide explorar los nidos de abejaruco, algo que ocurre con no poca frecuencia. La culebra, que está mudando su piel se está desplazando desde la derecha de la foto hacia la izquierda. La piel ya está retirada unos veinte centímetros por detrás de la cabeza cuando pasa a través de un hueco que dejan los rizomas de caña (Arundo donax) del centro de la foto. La piel queda enganchada aquí y la culebra avanza hacia el nido, entrando en el mismo. La piel, sujeta en los rizomas, va despegándose de la serpiente al tiempo que esta avanza y se introduce en el nido. La serpiente avanza hasta el fondo del mismo y devora a los polluelos. Los polluelos están en una cámara al final del túnel que puede alcanzar casi los tres metros de longitud. La piel queda en la posición que véis, pues cuando llega a desprenderse del todo, la parte de la cola queda un trozo lo suficientemente largo dentro del nido y los veinte centímetros que ya llevaba mudados quedan en la parte anterior del hueco del rizoma colgando hacia el suelo.
Los días previos había hecho viento. La zona, expuesta al viento me hace pensar que la culebra propietaria de la piel seguía todavía en el interior, y hacía muy poco tiempo del crimen, ya que la piel estaba completa y no había sido arrastrada por el viento. Además no había rastro de reptación a la salida ni la piel vacía había sido arrastrada al exterior al salir el reptil.

martes, 5 de junio de 2012

Ellas los prefieren coloridos


Charles Darwin, en su libro El Origen de las Especies, expuso su teoría de que los seres vivos, sometidos a la selección natural de los mejor adaptados cambian poco a poco originando nuevas especies. Siempre fue muy obsesivo con las “pegas” que presentaba su teoría. Posteriormente, en su libro “El Origen del Hombre”, consciente de que la existencia de algunas especies es difícil de explicar por la vía de la supervivencia de los mejor adaptados, habla de otros mecanismos que como la selección natural también desembocan en un cambio a través del tiempo y a la aparición de nuevas especies. Uno de estos mecanismos, tan importante como la selección de los mejor adaptados es la selección sexual.
El colorido de algunas aves, que las hace fácilmente visibles a los depredadores, o estructuras como la "cola" de un pavo real, son características que difícilmente se explican con una adaptación para escapar de los depredadores. Este tipo de selección no es esa que todos conocemos como la de los “mejor adaptados” y que modela a la gacela y el guepardo para una veloz carrera.
Tanto el colorido como las dimensiones de la "cola" de un pavo real, su más destacable adaptación especial, la hacen útil sólo para el cortejo. Realmente no es la cola lo que hace la "rueda" del pavo real, sino las plumas coberteras, es decir la plumas que cubren la cola, que se han desarrollado de forma sorprendente incluso más que la propia cola. La selección que las hembras hacen de aquellos ejemplares con coloridos más vistosos para emparejarse, favorece a aquellos que los depredadores ven mejor y que son más torpes en la huída. Los hijos de éstos serán vistosos como el padre debido a la herencia genética.
Los jóvenes, tanto los machos como las hembras tienen colores que se disimulan bien con el entorno, de modo que los machos sólo adquieren su característico plumaje cuando llegan a la edad adulta. El hecho de que habiten zonas boscosas o de matorral facilitan que puedan desarrollar estas estructuras sin que sean eliminados por los depredadores, cosa que ocurriría sin duda en caso de vivir en campo abierto. La posesión de estas plumas tan largas no les impide volar hasta los árboles donde son menos vulnerables y de este modo descansar o dormir.
Vemos pues como en la naturaleza, no sólo se trata de huir rápidamente, de no dejarse ver o de ser un cazador efectivo. También hay sitio para  el carnaval al estilo canario.