miércoles, 11 de enero de 2012

Obteniendo moldes de huellas

Una de las actividades que más me ha gustado de las que he desarrollado en el campo es la de la obtención de moldes de huellas en escayola. El proceso es muy sencillo, pero no obstante, paso a relatarlo y documentar cada paso con fotos. En primer lugar, tras encontrar la huella que más nos interese, la limpiamos de impurezas sueltas y formamos una especie de corralito o encofrado con tiras de cartón o plástico como en la fotografía. Llevando unas tiras largas se pueden adaptar a cualquier medida si se disponen como en la fotografía.
En segundo lugar, verteremos polvo de escayola en un bote de plástico al que posteriormente añadiremos agua. Agitando la mezcla hasta conseguir un líquido algo denso que pueda entrar por las grietas de la huella, lo verteremos a una altura moderada con el fin de evitar las burbujas de aire. Si con la cantidad preparada con un bote no hay suficiente escayola podemos volver a repetir la operación hasta que el molde quede completamente lleno.
Si el molde a realizar fuese muy grande, podemos sumergir ahora un trozo de malla de plástico de modo que arme un poco la masa y sea más difícil su rotura. A falta de malla se pueden sumergir unos palitos pero esto es algo menos recomendable aunque funciona igualmente.
Acto seguido, podemos dedicarnos a recoger el material pues ya no necesitaremos más el agua, la escayola y el bote.
Dejaremos secar la escayola hasta que esté consistente. Son sólo unos minutos, menos cuanto más espeso haya sido hecho el líquido. Esto se sabe tocando con el dedo en la parte superior y comprobando que está dura y no mancha. Es normal que parezca húmeda, pero no debe de quedar pegada la escayola blanda al dedo. Si es así necesita más tiempo de fraguado .
Una vez está seca o fraguada la escayola como hemos dicho, tiramos de los cartones hacia afuera deslizándolos, no levantándolos. Es importante este punto para evitar la rotura de las partes superiores del molde, que todavía no tendrán la consistencia adecuada.
Para separar el molde del suelo, introduciremos un cuchillo por debajo de la huella cortando el suelo por debajo. Haciendo un poco de palanca, saldrá el molde con un pegote de barro pegado al mismo. Podemos retirar los trozos más gruesos con la mano, pero la limpieza final se hace en casa bajo el grifo, cuando la escayola está consistente y seca pero el barro no se ha secado del todo. Para transportar esta huella podemos envolverla en papel de periódico evitando así que se deteriore y después colocarla en la mochila para su transporte. En casa, queda el limpiado como he dicho antes, el etiquetado, el secado final y el teñido o pintado si así lo consideramos oportuno.

2 comentarios:

  1. Jose Aantonio Pinzolas11 de enero de 2012, 15:29

    Muy interesante Grumete ..........ánimo en tu nuevo viaje y a seguir enamorado de nuestro mundo. Es importante que personas como tu, enseñes tanto como sabes para animar a la gente a disfrutar de nuestro entorno que es maravilloso..saludos y bien viaje

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  2. Esta muy bien el tema de los moldes, es curioso, es algo básico para un naturalista, recuerdo a Gerald Durrell en uno de sus libros de cuando yo era niño donde hablaba de estas cosas, pero me parece que ahora con las cámaras digitales los de los moldes ya queda un poco desfasado, aunque una colección de huellas en escayola es algo muy bonito. Saludos a Pinzolas y felicidades por el blog, es muy bueno.

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